lunes, 27 de octubre de 2008

6ª Etapa: Logroño - Azofra (35km)


El desayuno lo compartí con unos andaluces de pura cepa muy graciosos si no fuera porque uno de ellos tenía una tendinitis de caballo en un tobillo y apenas podía andar. En el hospital le dijeron que dos días de reposo absoluto y luego a ver como respondía. El hombre estaba hablando por el móvil con los ojos llorosos. Debe de ser muy duro abandonar el camino por un motivo así. Esta es una de otras tantas historias de las cuáles nunca supe el final.



En Najera, aprovechando el buen tiempo me senté en un banco de la plaza del pueblo y navaja en ristre procedí a meterle mano a la lata de atún, al queso y al chorizo todo ello aderezado con un buen crianza. De postre comí uvas que 'robé' de una viña unos kms antes de llegar a Najera.



Inicialmente las llevaba en la boca pero como vi al dueño en su tractor, me metí el racimo en el maillot y pasé por delante de él como un peregrino más.

Llegar al albergue de Azofra fue como ver aparecer un oasis en el desierto ya que es de reciente construcción y tiene dos camas por habitación (normalmente los albergues de peregrinos son muy baratos y compiten entre ellos en ver el número máximo de camas que se pueden meter por metro cuadrado) con patio provisto de piscinita de agua de manantial para poder meter los pies desde de la dura jornada.



Y para colmo el hospitalero era un cachondo, de los mejores hospitaleros del camino.

Aquí fue donde conocí a un señor sueco de 61 tacos que hablaba super bajito y apenas le entendía, personaje peculiar, Magnus se llamaba. Después de cenar e invitarle a un txupito salió del bar medio tambaleandose y empezó a contarme historias para no dormir sobre la Segunda Gran Guerra.

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